Desde la primera máquina de agua alta presión, se inició una industria global en el mundo de la limpieza que utiliza la fuerza del agua para llevar a cabo tareas de limpieza y diversas aplicaciones.

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Despertaba un nuevo mundo con la primera película hablada, el primer vuelo transoceánico St Louis Spirit y, en pocos años, las posibilidades de éste nuevo sistema de limpieza empezaron a multiplicarse, de manera que diversos fabricantes comenzaron a ver las posibilidades de ésta nueva manera de limpiar.

Su exponencial crecimiento, al igual que pasó con otras tecnologías, tuvo lugar durante la segunda guerra mundial y años posteriores, en los que las ventajas de ésta manera de limpiar eran ya reclamadas.

La fantástica herramienta que supone una hidrolimpiadora para numerosas tareas de limpieza profesional e industrial, sigue siendo hoy en día un tanto desconocida en varias de sus diferentes aplicaciones. Pueden ser de agua fría (con admisión de alimentación de agua caliente de la red hasta cierta temperatura), de agua caliente (que permite seleccionar agua fría o generar agua caliente hasta cierta temperatura por medio de gasoil, gas, keroseno, biodiesel y resistencias eléctricas).

Además, pueden alimentarse eléctricamente (con conexión monofásica, trifásica), motor de explosión (en gasolina o diésel), con motores neumáticos y con transmisiones cardan a motores (camiones, tractores, etc.).

El mercado ofrece modelos móviles o estacionarios para poder atender necesidades industriales de diversa índole en sectores de producción en las que se dispone de instalaciones centralizadas para varios puestos de trabajo simultáneos y en los que la flexibilidad de aplicaciones es fundamental.

En general, consideramos alta presión equipos que desarrollan presiones hasta los 250-300 bar y a partir de 500 bar consideramos que se inicia la incursión al mundo de la ultra-presión con equipos hasta el entorno de los 3.000 bar.

Éstas son aplicaciones dirigidas prácticamente a las industrias de procesos y en labores relacionadas con la construcción como son el decapado de superficies, preparación de las mismas para diversos tratamientos, hidrodemolición, restauración de monumentos, limpieza de intercambiadores de calor, etc.

Dentro de las hidrolimpiadoras profesionales más habituales (hasta 300 bar), existen en el mercado diferentes modelos de bombas, siendo básicamente dos los más comunes: bombas axiales de 3 ó 4 pistones y bombas lineales con 3 pistones.

Los valores a tener en cuenta en la selección de una hidrolimpiadora tienen que ver con la calidad de los componentes utilizados en la bomba; revoluciones de la bomba; pistones en acero inoxidable, pintados con baño cerámico o con camisa cerámica; sistemas de seguridad incorporados para proteger tanto a la máquina como al usuario; y su entorno de dinámicas de mal uso; así como sistemas de calentamiento de agua certificado en bajo consumo y emisiones; calidad y ergonomía de uso de los útiles y accesorios en contacto directo con el usuario; facilidad de almacenaje y rapidez de puesta en servicio; facilidad para su transporte en terrenos irregulares; elevación de equipos en alturas y transporte en vehículos, etc.


Este es un artículo original de Ricardo Benítez Trujillo, Nilfisk IBERIA Product Manager High Pressure Washers para www.revistalimpiezas.es Consúltalo aquí